Escrito por: Néstor Silverio
El 6 de agosto nos reunimos en la Plaza de las Culturas, Quito-Ecuador y recordamos ya 64 años de Hiroshima y Nagasaki. Fue un evento para concientizarnos y unirnos contra un enemigo común en nuestras vidas: la Violencia
Se presentaron los coros integrados por: La Universidad Tecnológica de América (UNITA) y de La Escuela Politécnica del Ejercito (ESPE) cantaron por la paz y la No-Violencia. A medida que avanzaba el acto, mas personas se reunían en el lugar de encuentro y así de unos pocos que estábamos llegamos a más de 100.
Habló Ruth Álvarez, de nacionalidad colombiana, en representación al Comité del Pueblo y de los Refugiados; nos comentó lo triste que es vivir con temor a encontrarse con formas de violencia en la vida, caminar con miedo a ver estallar un coche bomba, pisar con temor porque existen minas antipersonales, lo horrible que es que el ser humano modifique su corazón sólo para destruir a quien no está de acuerdo con él, de cómo la mente crea armas para destruir al prójimo y como los gobiernos solucionan las cosas con guerras; pidió a todos conciencia y paz para cambiar al mundo.
También se presentó Jerónimo Villareal, el vocero de la Marcha Mundial en Ecuador; nos contó como la violencia y el odio cambian al mundo, y llamó a unirse a la Marcha Mundial de la Paz y la No-Violencia, que pasará por nuestro país el 17 de diciembre, una de las tantas acciones que se puede tomar contra la violencia.
Una señora nos hizo reflexionar sobre la paz que no debe ser una utopía, debemos esforzarnos para conseguirla.
Ya en las últimas canciones del coro, se lanzaron algunos globos de papel que con aire caliente los elevaríamos al cielo con todas nuestras ganas de mejorar; no fue fácil levantarlos, había mucho viento, pero al final lo logramos. Así es la vida, cuando intentamos que las cosas salgan bien y nos proponemos en alcanzar nuestros ideales, con perseverancia obtendremos los frutos deseados.
El camino para llegar a la paz no es fácil, pero lo queremos hacer posible.
Por último entregaron a los presentes grullas de papel, que simbolizan la paz, las cuales nacieron en Japón recordando a todas las personas que murieron por ese atroz acto contra Hiroshima y Nagasaki.
